Importancia de formar en la pureza
"Dijo a sus discípulos: 'Es imposible que no haya escándalos; pero, ¡ay de aquel por quien vienen! Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y le arrojen al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños. Anden, pues, con cuidado'". Lc. 17, 1-2La pureza es el más hermoso tesoro que pueda poseer un niño. Podemos decir que toda la educación puede reducirse a la educación de la pureza, como Don Bosco resumía en su práctica toda la santidad.
Pureza proviene del vocablo "purus", que puede traducirse como “puro”, y el sufijo –eza, que es equivalente a “cualidad”.
Pureza es libertad de todo lo que debilita, impide o cambia la naturaleza de un ser o su actividad. Pureza de fe significa ausencia de error; pureza de intención es la exclusión de la propia voluntad a favor de la voluntad de Dios; pureza de conciencia es la ausencia de sentido de culpa; pureza en la moral se refiere generalmente a la virtud de la castidad, pero en términos mas amplios se refiere a una vida moral intachable.
Inspiremos la pureza en nuestros educandos, sabiendo que poseen una gran dignidad al ser Templo del Espíritu Santo y, que su mente, espíritu y cuerpo son valiosos puesto que hemos sido comprados al precio de la Sangre de Cristo.
El ambiente del mundo que vivimos se puede tornar tóxico y venenoso; se requiere una gran fuerza de voluntad y una gran prudencia y vigilancia para preservar a nuestros hijos. La locura ha cambiado el modo de juzgar sobre las cosas más delicadas y sagradas. Cuidemos lo que vemos y ven nuestros hijos; cuidemos lo que escuchamos y escuchan nuestros hijos; cuidemos lo que decimos.
La madre que quiera conservar la pureza de su hijo, debe mirar o escuchar para desviar al enemigo que amenaza; debe abrir los ojos para ver una señal, los oídos para oír una palabra; debe apartar con mano discreta el veneno que hay en un libro, una conversación, una amistad peligrosa o próxima a serlo; debe velar, en una palabra, junto al corazón de su hijo.
Algunos errores que cometemos al educar en la pureza son:
-Creer que nuestros hijos son impecables y sin pasiones y que nunca las tendrán. Recordemos que todos tenemos la concupiscencia, la inclinación al mal.
-Creer en la perpetua inocencia de nuestros hijos y, por lo tanto, no cuidar lo que ven, leen, escuchan o hablan.
-Vivir en una tonta e inconsciente seguridad, creer que a nosotros nunca nos puede pasar algo que atente contra la pureza de nuestros hijos y, los dejamos de custodiar.
-Educar en el "dejar pasar" dejando al niño entregado al capricho del instinto o de la voluntad, sin dejar lugar al sacrificio, a la abnegación, a la virtud de la obediencia ni a la solida piedad.
-Responder SIN franqueza a las preguntas de los niños sobre la sexualidad y llenar su mente con fábulas o cuentos. Esto provoca que busquen respuestas en otros lugares y que al crecer, piensen que les hemos mentido.
-Evadir responder a las preguntas de los niños, esto es peligroso porque provocamos retraímiento y que los niños busquen respuestas en otras fuentes (amigos, internet, libros, videos, etc) que pueden darle información inadecuada.
¿Cómo podemos educar en la pureza?
-Formando la conciencia, es decir, el recto discernimiento entre el bien y el mal, entre lo que se aconseja y lo que se ordena, y el obrar según este discernimiento.
-Fomentar la personalidad viril o femenina, una voluntad dueña de sí misma, una conciencia delicada y lúcida, una sensibilidad viva pero dúctil y apacible.
-Dar el sentido del pudor, la costumbre de respetar su cuerpo.
-Satisfacer su curiosidad con franqueza y gran discreción, pero evitando con gran cuidado falsear su conciencia con una severidad excesiva y crear en él, por un abuso de precauciones, una obsesión del mal o una fobia contra la impureza, que excitaría una curiosidad inquieta y malsana.
-Educar y formar hábitos como la templaza, el orden y la responsabilidad.
-Vida sacramental y un gran amor a María.
No hay mayor hermosura y encanto que el de una persona que no por ignorancia, sino por voluntad plenamente consciente, a pesar de todas las luchas, de todas las tormentas, de todos los enemigos, de todos los atractivos de los sentidos, sabe gobernarse, elevarse y mantener íntegro y lozano el lirio de su propio corazón.
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